miércoles, 17 de abril de 2013

El Conde Lucanor

Por Dr. Tocino

Queridos uncoolers, es todo un placer estar nuevamente con ustedes, y compartirles una pequeña columna que me encontré en uno de mis libros de consulta para lecturas. Traté de pensar como describírselas de otra manera, pero sin duda, la mejor es tal cual viene en esta antología, así que decidí transcribírselas. Espero que disfruten de la literatura medieval que nos ofrece Patronio, pues siempre responde con gran humildad a su conde, asegurando no ser necesario dar consejo a una persona tan ilustre como él, pero ofreciéndose a contarle una historia de la que este podrá extraer una enseñanza para resolver su problema.
 
Había en un pueblo de moros un buen mozo que se enamoro de una muchacha, hijo de un hombre rico y honrado del mismo pueblo; era muy bella, pero tenía fama de mala y sanguinaria, pese a lo cual el muchacho se decidió pedir su mano; el padre de la muchacha no pudo negar su consentimiento a que se celebraran las bodas, aunque quiso advertirle que era peligroso casarse con su hija, pues temía que el mancebo durara poco con vida.
 
Así y todo, las bodas se celebraron. Después del primer banquete, los comensales dejaron solos a los recién casados en la mesa. El mancebo entonces se dirigió a un perro que rodeaba los manjares y le ordeno que trajera agua. El perro no hizo caso y el joven desenvaino su espada y lo mató. Vio luego un gato y le ordenó lo mismo y el gato, naturalmente tampoco trajo el agua. Se levanto y repitió la misma operación. Su mujer se iba espantando. Había cerca un caballo el único que tenían, y le ordenó que le trajera agua. El caballo se mostró indiferente a la orden, y entonces el joven volvió a desenvainar la espada y le cortó la cabeza. La mujer, aunque tenía fama de fiera, al ver cómo mandaba su marido y cómo cumplía lo que decía, pensó que si quería seguir sana lo mejor era obedecerlo en todo. El recién casado le hablo entonces y le dijo lo mismo que los animales. La mujer se levanto muy solícita y se la trajo en seguida.
 

 
 
A la mañana siguiente, cuando todos los familiares y vecinos esperaban encontrarse al marido muerto por la mujer, vieron que ésta salió de la habitación diciendo que se callaran, que su marido dormía y no había que despertarlo. Todos quedaron asombrados de cómo el marido había logrado convertir a su esposa en mujer sumisa y obediente. Y desde entonces se comentó que había sido una buena boda.
 
Este cuento pertenece a un libro llamado "Conde Lucanor" o "Libro de Patronio". Patronio es un servidor del conde, y éste va pidiéndole consejo sobre cosas diversas; Patronio le contesta con relatos que él conoce y al final de los cuales saca siempre una moraleja. La del cueto que hemos relatado es ésta:
 
"SI AL COMIENZO NO MUESTRAS QUIEN ERES,
NUNCA PODRÁS DESPUÉS AUNQUE QUIERAS"